Aquí principalmente, encontramos adenoma hipofisarios.
Estos son tumores benignos que afectan a la glándula hipofisaria, desplazándola y haciendo que la misma pierda su función de enviar hormonas al resto del cuerpo.
Dichos adenomas, pueden ser secretores o no secretores. Los secretores son los que además de desplazar la función normal de la glándula producen un solo tipo de hormona de forma excesiva (por ejemplo, los productores de hormona de crecimiento hacen que crezcan las partes acras, más conocido como gigantismo y los productores de prolactina provocan aumento de mama, salida de leche por las mamas y/o dificultad de reproducción en hombres y mujeres a cualquier edad).
A su vez, puede ser microadenomas (<1 cm) y macroadenoma (>1 cm). Los macroadenomas suelen ser no secretores y dar la cara a través de alteraciones visuales por su gran tamaño y compresión de estructuras.
Aún siendo los adenomas las lesiones más frecuentes de esta área, también podemos encontrar otras etiologías como el craneofaringioma (lesión que se origina en la misma glándula, destruyéndola), más típica en edad pediátrica y después entre los 40-50 años, quistes de la Bolsa de Rathke etc…
Este tipo de lesiones se extraen mediante cirugía mínimamente invasiva, extrayendo el tumor por la nariz.
- La intervención consiste en realizar un abordaje por las fosas nasales con una cámara hasta llegar al seno esfenoidal y el suelo selar, estructuras óseas que protegen la glándula.
- Posteriormente se extrae el tumor y se reconstruye el defecto con diferentes partes de la cavidad nasal o incluso a veces, con grasa del abdomen del mismo paciente.